La ronda de paritarias encontró un obstáculo
inesperado. El Gobierno les hizo saber a los sindicalistas y a los empresarios
que no convalidará el pago de sumas fijas por fuera de la vigencia de los
convenios de este año, una alternativa que negocian la Unión Obrera Metalúrgica
(UOM) y los gremios de Comercio, Sanidad y Alimentación, entre otros. Esa
negativa, junto a la falta de respuesta oficial a la demanda de más fondos para
las obras sociales, sembró de dudas el proyecto oficial de cerrar acuerdos en
una pauta cercana al 25% con sindicatos afines.
Cristina de Kirchner
instruyó a los funcionarios para que empujaran ese porcentaje para evitar la
referencia de gremios opositores como los de la CGT de Hugo Moyano, la versión
"Azul y Blanca" de Luis Barrionuevo, y la CTA de Pablo Micheli, con demandas
superiores al 35 por ciento.
Para eso, el Gobierno planea una foto -como
otros años- con organizaciones como la UOM, la Unión Obrera de la Construcción
(UOCRA), la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) y Obras Sanitarias, en
la Casa Rosada para la firma conjunta de sus paritarias en parámetros
similares.
Hasta la semana pasada el proyecto parecía encaminado. Del 30%
de aumento de reclamo original, la UOM de Antonio Caló analizaba allanarse al
techo del 25% nominal, con el agregado de sumas fijas no remunerativas que
terminarán por elevar entre dos y cuatro puntos ese porcentaje en términos
reales, de bolsillo. El gremio había avanzado en un esquema que contemplaba el
pago de $ 700 por febrero y otro tanto por marzo como suma fija no remunerativa,
como condición previa para la negociación formal del acuerdo para 2014, cuya
fecha de inicio es el 1 de abril. Una vez iniciado el nuevo convenio, Caló había
reclamado también pagos extraordinarios de $ 900 para noviembre y febrero
próximos.
Los primeros inconvenientes surgieron cuando sus colegas de la
CGT oficialista le advirtieron a Caló que sólo se sumarían a la foto pedida por
el Gobierno una vez que los metalúrgicos rubricaran el tope oficial en su
paritaria. También hubo sectores de la propia UOM que objetaron ese
arreglo.
Pero el mayor escollo llegó hacia el fin de la semana pasada,
cuando desde el Ministerio de Trabajo les comunicaron a los empresarios
metalúrgicos y a los sindicalistas que no se aceptaría un acuerdo que incluyera
pagos extraordinarios por fuera de la paritaria 2014, en alusión a los dos
montos de $ 700 por febrero y marzo. Las razones de la negativa son dos: la más
elemental, que esos montos no están alcanzados por impuestos y, por lo tanto, su
generalización resiente la recaudación. Pero en esencia, el Gobierno quiere
evitar ese tipo de alquimias por entender que representan la virtual reapertura
de paritarias que ya fueron acordadas el año pasado.
Uno de los
fantasmas principales para el Gobierno fueron las advertencias de sindicalistas
sobre el fraccionamiento en tramos de las negociaciones de este año. Creen los
funcionarios que una reapertura de las paritarias implicaría un aliento a la
inflación, con subas de precios por parte de los empresarios para cubrirse del
incremento de costos laborales.
Fuente Ámbito Financiero
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